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Figuras

A: Primera página del manifiesto, Abstract Art Refuses.

A


B: Segunda página del manifiesto, Abstract Art Refuses.

B


La arquitectura se rehúsa

Dogma1 | 2023-11-12 | Última edición: 2023-12-27

Para este manifiesto, declamado en nombre de Dogma, Pier Vittorio Aureli tomó un abordaje poco usual en lo que a la escritura de este género se refiere: echó por la borda cualquier pretensión de originalidad. En su lugar, este manifiesto consistió en la intensa reedición de uno de los manifiestos, de acuerdo con el propio Aureli, más bellos y menos conocidos del siglo pasado. A saber, del manifiesto Abstract Art Refuses (El arte abstracto se rehúsa),2, A, B escrito por el artista estadounidense, Ad Reinhardt, en 1925. Aureli también desestabiliza otro de los cimientos sobre los cuales han descansado firmemente gran parte de la historia de la escritura de manifiestos: su proyección hacia el futuro nuevo mediante la adición de una serie de acciones a seguir. En su lugar, con una mirada epimeteica, es decir, hacia el pasado, Aureli hace un breve recuento pormenorizado de decisiones excepcionales en la historia profesional de algunos arquitectos desde el Renacimiento hasta culminar con su propia figura, la del arquitecto contemporáneo.3

Aunque la escritura de manifiestos, en términos generales, hoy en día resulta una forma estanca y estéril (así como las usuales formas de “manifestaciones” que parecen más desfiles programados -con hora de inicio y cierre, ¡y hasta con el permiso de algún superior!- que verdaderos actos políticos), las palabras de Aureli guardan aún un aire de pertinencia, inclusive mayor a cuando fueron pronunciadas por primera vez quince años atrás.

- El Editor.
_______

En la escritura de arquitectura se ha dicho en numerosas ocasiones que parte del significado de esta puede ser encontrado al mirar, no sólo lo que hacen los arquitectos, sino también lo que estos se rehúsan a hacer.

Para Leon Battista Alberti, nada de catedrales góticas, ni de castillos, ni de arcos sobre columnas, ni de complicados motivos decorativos, ni de plantas irregulares, ni de fantasías urbanas, ni de analfabetismo arquitectónico, ni de espontaneidad constructiva, ni de vernacular, ni de un mundo más allá de nuestro mundo.

Para Etienne Louis Boullèe, nada de barroco, ni de rococó, ni de órdenes arquitectónicos en la fachada, ni de órdenes sociales, ni de caprichos, ni de pastiches, ni de antigüedades, ni de frescos, ni de estatuas, ni de príncipes, ni de formas complicadas, ni de aristocracia, ni de asimetría, ni de historia, ni de excesos decorativos, ni de elitismo, ni de mecanismos ocultos.

Para Jean-Nicholas-Louis Durand, nada de poché, ni de formas complicadas, ni de composición sin valor, ni de improvisación, ni de espacios complicados, ni de edificios complicados, ni de decoración en lo absoluto, ni de creatividad por la creatividad, ni de absurdos, ni de pintoresquismo, ni de sorpresa, ni de jerarquías sociales, ni de arqueología, ni de representación, ni de figuración, ni de negación, ni de autoría, ni de significado.

Para Ludwig Mies van der Rohe, nada de expresionismo, ni de irracionalismo, ni de cubismo, ni de surrealismo, ni de futurismo, ni de funcionalismo, ni de organicismo, ni de ansiedad-espiritual-manifestada-con-ansiedad-espiritual, ni de personalidad, ni de protesta, ni de celebración, ni de edificio martiniano, ni de nueva arquitectura inventada cada lunes por la mañana, ni de modas, ni de creación personal, ni de obsesiones, ni de Jeu savant, ni de concreto vertido en cualquier forma, ni de simbolismo, ni de retórica, ni de salvación del mundo a través de la arquitectura, ni de Merzbau, ni de espacios indecibles, ni de emoción, ni de entusiasmo, ni de imaginación sin límites, ni de arquitectura alpina, ni de utopía, ni de planificación de ciudades como un todo, ni de acrobacias tecnológicas, ni de diferencias por las diferencias, ni de variaciones formales por las variaciones formales, ni de arquitectura figurativa, ni de caos, ni de omnipotencia, ni de arrogancia, ni de modestia, ni de gritos, ni de manifestaciones, ni de disponibilidad sin valores, ni de todo vale.

No más.

Y hoy en día, algunos arquitectos como nosotros nos negamos a participar en algunas ideas. Para nosotros, nada de complejidades, ni de contradicciones, ni de aprendiendo de Las Vegas, ni de ciudades collage, ni de diagramas, ni de íconos, ni de datos, ni de programas, ni de cartografía, ni de estadísticas, ni de contenido, ni de investigación, ni de branding, ni de blobs, ni de formalismo paramétrico, ni de íconos,4 ni de edificios icónicos, ni de redes, ni de Photoshop, ni de logotipos, ni de sitios web, ni de blogs, ni de FormZ, ni de 3ds-Max, ni de Maya, ni de CATIA, ni de diseño biomórfico, ni de formas, ni de arquitectura no estándar, ni de torres, ni de Guggenheims, ni de arquitectos estrella, ni de avant-garde, ni de neoavant-garde, ni de un nuevo neoavant-garde, ni de antiavant-garde, ni de think-thanks, ni de activismo de bienal, ni de falso “desde abajo-trabajamos-para-el-pueblo”, ni de arquitectos como emprendedores sociales, ni de arquitectos como opinionistas sociales, ni de arquitectos como opinionistas culturales, ni de arquitectos como monitos de bienal, ni de arquitectura como arte, ni de arquitectos como artistas, ni de artistas como arquitectos , ni de arte como arquitectura, ni de arquitectos como expertos en todo, ni de arquitectos como periodistas, ni de ventanas danzantes a lo Steven Holl, ni de patrones de fachada romboidales, ni de abordajes New Age como los de Peter Zumthor, ni de agujeros circulares en la fachada, ni de cajas en voladizo, ni de césped verde en el tejado, ni de titanio en la fachada, ni de arquitectura colorida, ni de formas retorcidas, ni de formas extrañas, ni de extrañeza, ni de dramatismo, ni de singularidad, ni de originalidad, ni de novedad, ni de nuevo, ni de nostalgia, ni de años sesenta, ni de utopía, ni de naturaleza enmendable, ni de falsa interactividad, ni de irresponsabilidad, ni de imitar a la vida, ni de información, ni de comunicación, ni de coerción, ni de participar en la tediosa entropía de hacer que algo sea construido, ni de las dudosas políticas de mejoramiento de las condiciones sociales, ni de la deplorable adulación al cliente, ni de la reconstrucción de la personalidad para calzar en el trabajo,5 ni de confundir la arquitectura con todo lo que no es arquitectura. Y lo más importante de todo: nada de confundir la vida con todo aquello que no es vida.

Notas

1

Este texto corresponde a la traducción y transcripción no oficiales del manifiesto declamado por Pier Vittorio Aureli en el marco del Manifesto Marathon organizado por Hans Ulrich Olbrist para el Serpentine Gallery Pavilion de 2008, diseñado por Frank Gehry. Una grabación del original puede ser consultada en Pier Vittorio Aureli, “Architecture Refuses” (el 5 de enero de 2016), https://www.youtube.com/watch?v=BON4Dpcwm_Y. [N. del E.]

2

Ad Reinhardt, “Abstract Art Refuses”, en Art as Art: The Selected Writings of Ad Reinhardt, ed. Barbara Rose (Berkeley/Los Ángeles: University of California Press, 1991), 50-51. [N. del E.]

3

Los arquitectos que Aureli menciona aquí tendrán un papel protagónico en el libro que publicará tres años después de la lectura de este manifiesto: The Possibility of an Absolute Architecture. Véase Pier Vittorio Aureli, The Possibility of an Absolute Architecture, ed. Cynthia Davidson (Cambridge: MIT Press, 2011). Para una versión traducida al español, véase: Pier Vittorio Aureli, La posibilidad de una arquitectura absoluta, ed. y trad. Moisés Puente Rodríguez (Barcelona: Puente Editores, 2019). [N. del E.]

4

En el original, esta palabra es negada dos veces. [N. del E.]

5

Las últimas cuatro adiciones anteriores a esta nota son mías. Bueno, en realidad no tan mías; fueron tomadas de Robin Evans, “Frente a líneas que no dejan nada atrás”, trad. Valeria Guzmán Verri, Revistarquis 2, núm. 4 (2013): 16. [N. del E.]

Obras citadas

Aureli, Pier Vittorio, “Architecture Refuses”, el 5 de enero de 2016. https://www.youtube.com/watch?v=BON4Dpcwm_Y.
———. La posibilidad de una arquitectura absoluta. Editado y traducido por Moisés Puente Rodríguez. Barcelona: Puente Editores, 2019.
———. The Possibility of an Absolute Architecture. Editado por Cynthia Davidson. Cambridge: MIT Press, 2011.
Evans, Robin. “Frente a líneas que no dejan nada atrás”. Traducido por Valeria Guzmán Verri. Revistarquis 2, núm. 4 (2013): 9–17.
Reinhardt, Ad. “Abstract Art Refuses”, en Art as Art: The Selected Writings of Ad Reinhardt, editado por Barbara Rose, 50-51. Berkeley/Los Ángeles: University of California Press, 2013.